El aceite de argán, conocido como el “oro líquido” por su riqueza y versatilidad, es uno de esos ingredientes que siempre parece encontrar un espacio en nuestras rutinas de belleza.
Extraído de los frutos del árbol de argán, este aceite ha sido utilizado durante siglos no solo en Marruecos, donde se origina, sino también alrededor del mundo, por sus propiedades nutritivas y reparadoras, tanto para la piel como para el cabello.
Un acondicionador natural
El aceite de argán se ha ganado su reputación como un potente acondicionador natural para el cabello. Su alto contenido en ácidos grasos esenciales, junto con la vitamina E, lo convierten en un bálsamo que penetra profundamente en la fibra capilar, aportando suavidad y manejabilidad desde la raíz hasta las puntas.
Aplicar unas gotas sobre el cabello húmedo o seco permite reducir el frizz y dejarlo más sedoso, sin la sensación grasosa que otros aceites suelen dejar. Además, actúa como un escudo protector contra los daños causados por el calor de las planchas o secadores.
Nutrición y reparación del cabello
El cabello dañado por tratamientos químicos o por el uso frecuente de herramientas de calor puede beneficiarse enormemente del poder reparador del aceite de argán. Al nutrir la fibra capilar desde el interior, este aceite fortalece el cabello quebradizo y frágil, devolviéndole su vitalidad y brillo natural.
Incorporarlo en la rutina capilar semanal, ya sea a modo de mascarilla o como un tratamiento nocturno, ayuda a reparar las puntas abiertas y a prevenir futuras roturas. Con el tiempo, notarás cómo tu melena recupera cuerpo, suavidad y ese brillo que parecía perdido.
Un remedio eficaz contra el acné
Aunque pueda parecer contradictorio, dado que el acné suele estar asociado con un exceso de grasa en la piel, el aceite de argán puede ser un gran aliado en la lucha contra este problema. Sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes ayudan a equilibrar la producción de sebo en la piel, reduciendo la obstrucción de los poros y, por ende, la aparición de granos.
Además, al ser un aceite ligero, no obstruye la piel y se absorbe con facilidad, lo que lo convierte en un tratamiento eficaz para las pieles grasas o mixtas que buscan un producto que hidrate sin provocar brotes.
Protección frente a agentes externos
El cabello está constantemente expuesto a agresores externos, desde los rayos UV hasta la contaminación o los productos químicos en el agua. El aceite de argán actúa como una barrera natural, envolviendo cada hebra de cabello y protegiéndola contra estos factores dañinos.
Su uso frecuente previene la pérdida de hidratación y evita que el cabello se vuelva opaco o frágil. Además, su capacidad antioxidante ayuda a neutralizar los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro del cabello.
Hidrata y protege los labios
Aplicar una pequeña cantidad antes de dormir asegura que los labios amanezcan suaves y protegidos. Incluso puedes mezclarlo con azúcar para crear un exfoliante natural, eliminando las células muertas y dejando los labios listos para cualquier ocasión.