Elegir el corrector adecuado puede marcar la diferencia entre una apariencia fresca y luminosa o un rostro que, a pesar de todos los esfuerzos, no logra unificar su tono. Encontrar el color y textura correctos es clave para lograr que el maquillaje cumpla con su objetivo de resaltar y no sobrecargar. Aquí te contamos cómo dar con el corrector perfecto, explorando detalles y trucos:
Conoce el subtono de tu piel
Para elegir un corrector que realmente se integre con tu piel, es esencial conocer su subtono. Existen tres tipos principales: cálido, frío y neutro. Para saber cuál es el tuyo, observa las venas de tu muñeca: si lucen verdes, tu subtono es cálido; si son azules, entonces tu subtono es frío; y si no identificas un color claro, lo más probable es que tu subtono sea neutro.
Los subtonos cálidos suelen funcionar bien con tonos amarillentos o dorados, que ayudan a neutralizar el enrojecimiento y las manchas oscuras. Por su parte, los tonos fríos se ven mejor con correctores de matices rosados o ligeramente azules. Y para quienes tienen un subtono neutro, los correctores beige o ligeramente oliva suelen ser los más favorecedores.
Tipos de corrector
Para elegir el corrector ideal, debes saber que los correctores vienen en distintas presentaciones. Los líquidos, por ejemplo, son versátiles y funcionan bien en áreas grandes o para iluminar el contorno del rostro. Tienen una textura ligera, lo que los hace ideales para pieles secas o maduras, donde un acabado natural es deseable.
Luego están los correctores en crema, más densos y con alta cobertura, útiles para cubrir manchas o zonas específicas que requieren mayor corrección. Estos son perfectos para las ojeras más intensas y para disimular imperfecciones persistentes.
Finalmente, el corrector en barra es útil por su practicidad y gran cobertura. Aunque no se recomienda en pieles secas, puede ser ideal para una piel mixta o grasa que necesite un toque rápido.
¿Cómo elegir el color adecuado?
Cada área del rostro tiene sus particularidades, y el color del corrector juega un papel esencial para lograr una corrección efectiva. Si tu objetivo es neutralizar ojeras con tonos azulados, los correctores en tonos anaranjados o durazno son tus aliados. Estos colores se contraponen al azul, neutralizándolo y dando una apariencia uniforme.
Para las manchas rojas o rosadas, los correctores con base verde o amarilla son efectivos al difuminar el enrojecimiento. Aunque pueda parecer una regla básica, elegir el color adecuado es crucial. No todos los correctores pueden cumplir la misma función; cada color tiene su propósito y aplicarlo correctamente es lo que garantiza el éxito.
En este sentido, no temas mezclar correctores si buscas un acabado más natural. Algunos maquilladores expertos suelen utilizar tonos de corrector para distintas áreas del rostro, unificando el conjunto con una base o polvos traslúcidos al final.
Prueba y luz natural: aliados para elegir el corrector
Una prueba rápida en la tienda puede darte una idea del color, aunque nada garantiza mejor la elección que observarlo en la luz natural. La luz de interiores tiende a modificar los tonos, por lo que siempre es preferible verificar cómo se ve el corrector en un entorno más cercano a la luz del día.
Al probar un corrector, coloca un poco en el área de la mandíbula o debajo de los ojos, dos zonas donde el color debe verse uniforme. Este truco te permitirá ver cómo se integra el corrector con tu tono natural y si logra neutralizar las áreas problemáticas.
La aplicación: técnica para un acabado perfecto
Tan importante como elegir el color correcto es aplicar el corrector de forma adecuada. Comienza con una pequeña cantidad, aplicando el producto en puntos estratégicos en el área que deseas cubrir.
Es mejor trabajar en capas y difuminar bien cada aplicación. Puedes usar los dedos o una esponja de maquillaje para un acabado natural, pero asegúrate de no aplicar demasiada presión, pues podrías arrastrar el producto y perder su cobertura.