El Día de Muertos en México es una celebración marcada por la ofrenda, un ritual que pone en primer lugar el recuerdo y homenaje a quienes partieron al más allá. En la cultura prehispánica, el culto a la muerte era un punto esencial, y cuando alguien fallecía, se le enterraba envuelto en un petate, mientras sus familiares llevaban a cabo, una ceremonia con comida. De esta manera, se guiaba su camino hacia el Mictlán, el lugar de descanso final, esto a través de la creencia indígena.
Día de Muertos camino hacia Mictlán
Los días 1 y 2 de noviembre son los elegidos para esta tradición que, año con año, llenan los hogares y plazas de México con flores de cempasúchil, velas, calaveras de azúcar y pan de muerto. —Sin embargo, la tradición indica que no se debe incluir en la ofrenda a quienes fallecieron recientemente, especialmente si han pasado menos de tres meses desde su partida—.
Según la creencia, estas almas aún están en tránsito hacia el Mictlán, y si ven que sus familiares intentan “llamarlos” en la ofrenda, podrían detener su camino.
—Para algunos familiares, no incluir a sus seres queridos recién fallecidos puede ser un tanto complicado, por el apego y las costumbres de la tradición, y quizá sientan que les están olvidando—. En estos casos, se sugiere rendir tributo en sus tumbas o nichos, lo que permite seguir honrándolos sin interrumpir su camino hacia el Mictlán.
¿Cuándo realizar el retiro de la ofrenda?
El retiro de la ofrenda por lo regular suele realizarse el 3 de noviembre, cuando se considera que las almas ya regresaron al mundo de los muertos.
Al quitarla, siempre es recomendable revisar la comida primero, mientras que el agua y la sal, que representan luz y protección, pueden retirarse al final. Si la ofrenda permanece demasiado tiempo, los alimentos pueden descomponerse, atrayendo plagas y convirtiendo un símbolo de amor en un problema en casa.
En estas fechas, si deseas que tus seres queridos lleguen con bien al más allá, debes dejar que los muertos tomen camino hacia el Mictlán