Claudia Sheinbaum, en su primer discurso como presidenta de México desde el Zócalo de CDMX, anunció su compromiso con la aprobación de la reforma que reduciría la jornada laboral de 48 a 40 horas. Esta propuesta ha generado gran expectativa entre los trabajadores, quienes ven la posibilidad de trabajar menos tiempo. Aunque también implica algunos desafíos que no se pueden ignorar.
La reducción de la jornada laboral podría ser una realidad antes de Navidad, pero expertos señalan que este cambio tiene tanto ventajas como desventajas. Gabriel Badillo, académico de la UNAM, y Beatriz Robles, directora de Operaciones de Manpower, coincidieron en que la reforma debe analizarse cuidadosamente para evitar posibles efectos negativos.
Badillo advirtió que uno de los principales riesgos es que, aunque los empleados trabajen menos horas, se espera un incremento en la productividad. “El objetivo es que esta reducción esté acompañada de un incremento en la productividad, lo cual no pasa de manera automática. Hay que invertir en investigación y desarrollo, en capacitación y tecnología”, mencionó. De ahí la insistencia de los empresarios en que la implementación sea gradual.
Por otro lado, Gabriel Badillo también señaló que una mala ejecución de esta reforma podría generar sobrecarga de trabajo para quienes ya están empleados, lo que podría elevar los costos laborales o la necesidad de contratar más personal. “Una mala implementación podría aumentar los costos laborales, la sobrecarga para trabajadores que ya están contratados en algunas empresas”, alertó.
Sheinbaum ha prometido que buscará el consenso con los empresarios para que esta reforma se aplique de forma paulatina. Reconociendo que el cambio constitucional conlleva riesgos tanto para los trabajadores como para las empresas.