En el sur de Tamaulipas, alrededor de mil 500 mujeres indígenas se enfrentan a una cruda realidad de explotación: jornadas laborales de hasta 12 horas, salarios bajos y condiciones de trabajo indignas como empleadas domésticas. Pero el abuso no termina ahí. Además del maltrato físico y emocional, estas mujeres son objeto de bullying tanto por parte de sus empleadores como de sus hijos. Los cuales se aprovechan de la barrera del idioma, ya que muchas de ellas hablan lenguas nativas y no dominan el español.
Estas mujeres provienen de comunidades rurales de Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí. Buscan mejorar sus condiciones de vida, ya sea a través del comercio de productos o, en su mayoría, dedicándose al trabajo doméstico. Así lo explicó María Trinidad López Cruz, Gobernadora Pluricultural Indígena en Tamaulipas.
“El objetivo del Enlace Nacional Indígena en Tamaulipas es realizar alianzas con sectores de la sociedad e iniciativa privada, con ello brindarles mejores condiciones de vida a la población indígena en esta entidad, así como buscar su retorno a sus lugares de origen a las mujeres y hombres a sus comunidades, pero ya con un plan o estrategia para un proyecto de vida, lastimosamente tenemos aquí mil 500 huastecas, otomíes, zapotecas trabajando en casas”, informó López Cruz.
La situación de explotación laboral en las mujeres indígenas de Tamaulipas, también afecta a los hijos de estas trabajadoras. Muchos de ellos se ven obligados a vender productos en la vía pública, en los cruceros, o a realizar malabares para ganar algo de dinero. Esta actividad los aleja de la escuela y les impide acceder a condiciones de vida adecuadas. Sus hogares suelen ser parques, estacionamientos de centros comerciales o gasolineras, lugares lejos de lo que cualquiera consideraría un hogar digno.
Por Rufino Aguilera