Un año después del brutal feminicidio de Karla Rosses, su madre, Elizabeth Rosses Ramírez, no ha dejado de exigir justicia para su hija en Altamira. La joven de 14 años, estudiante de bachillerato, fue asesinada el 19 de septiembre de 2024 con más de 25 puñaladas. Su cuerpo fue encontrado en un paraje cerca del fraccionamiento Arboledas, en Altamira. Su presunto feminicida —quien era su pareja— sigue vinculado a proceso en el CEDES de Altamira, pero hasta hoy no se ha dictado sentencia. Con una voz llena de dolor y coraje, Elizabeth se presentó en la Plaza de Armas de Tampico, acompañada por miembros del colectivo Mujer Manglar. Para exigir que se acelere el caso.
“Estoy aquí de pie enfrentándome a esta realidad de la justicia en México, pagando abogados y haciendo lo imposible para que se haga justicia en nombre de mi hija. Han pasado ya 12 meses y no hemos podido llegar a la audiencia final”, dijo con firmeza.
La madre recordó cómo —meses antes del crimen— había buscado ayuda en el Sistema DIF de Altamira para proteger a Karla del peligro que su pareja representaba. Pero no obtuvo respuesta. Aun así, sigue luchando porque el proceso judicial no se prolongue más.
Este caso es un claro ejemplo de las fallas del sistema de justicia mexicano para proteger a las víctimas y sus familias. Así lo señala Martha de la Cruz, integrante del colectivo feminista Mujer Manglar. El colectivo, al igual que Elizabeth, sigue luchando por la justicia y porque el caso de Karla Rosses no se quede en el olvido en Altamira.
“Exigimos que se deje de aplazar el proceso y que se le imponga al agresor la pena máxima de 60 años de prisión por feminicidio”.
Por Rufino Aguilera