La resistencia a la insulina en niños y adolescentes se ha convertido en una de las principales preocupaciones de las autoridades de salud en Tampico. Cada vez se detectan más casos en menores con niveles normales de glucosa, pero con insulina elevada, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a temprana edad.
Así lo informó la Dra. Ofelia Cantú Rodríguez, directora de Servicios Médicos del Ayuntamiento de Tampico, quien resaltó el trabajo del Centro de Prevención y Control de la Diabetes en la colonia Morelos. En este espacio, un equipo multidisciplinario brinda atención gratuita a pacientes con diagnóstico o factores de riesgo.
“Estamos detectando en niños y adolescentes signos físicos como manchas oscuras en el cuello, nudillos, axilas o ingles y piel agrietada, que son indicadores de resistencia a la insulina. Aunque estos menores tienen glucosas normales, su insulina está muy alta y esto es un riesgo serio para su salud futura”, explicó Cantú Rodríguez.
Resistencia a la insulina en niños de Tampico preocupa a las autoridades
El centro ofrece consultas diabetológicas, talleres de alimentación saludable, monitoreo de glucosa y capacitación sobre la aplicación correcta de insulina. Un tema que muchos pacientes desconocen. También cuenta con atención de médico internista, psicóloga y odontología a bajo costo.
En los últimos meses se han brindado 82 consultas de medicina interna, 148 en nutrición, 130 consultas generales y 10 talleres. Lo que suma 360 atenciones enfocadas en prevenir y controlar la enfermedad.
La funcionaria destacó que, por instrucción de la alcaldesa Mónica Villarreal Anaya, se impulsan estrategias de prevención dirigidas a la niñez y juventud, además de campañas para fomentar hábitos de alimentación saludable en las familias. Recordó que Tamaulipas ocupa el segundo lugar nacional en casos de diabetes y Tampico está entre los municipios con mayor incidencia.
“Queremos prevenir antes de que los niños lleguen a ser diabéticos; la detección temprana y la educación son la clave”, concluyó la doctora.
Por Rufino Aguilera