Mérida; Yucatán / Redacción:
Valentina “N” nació mediante una cesárea de emergencia practicada a su madre, quien se encontraba en estado de coma inducido.
La fémina tenía muerte cerebral y muerte inminente, según detallaron los médicos que la atendieron en el Hospital General Regional N° 1 Ignacio García Téllez del IMSS. La pequeña pesó apenas 680 gramos y después de cuidados intensivos pediátricos, la dieron de alta.
A las 23 semanas de embarazo, la madre ingresó por un dolor de cabeza, se le detectó un tumor cerebral que requirió atención quirúrgica y permaneció en terapia intensiva.
Al percatarse del deterioro de la paciente durante la semana 27 de gestación, los médicos decidieron realizar la cesárea para salvar la vida de la bebé. A pesar de los esfuerzos, lamentablemente la madre falleció.
De acuerdo con el doctor Gilberto Cauich, Jefe del Departamento Clínico de Tococirugía, cualquier procedimiento quirúrgico conlleva riesgos.
“Al momento de realizar la cesárea emergente la paciente seguía con vida, pero de no haberla hecho en ese momento, se corría el riesgo de que la bebé falleciera”, dijo el galeno.
La menor nació con prematurez extrema, es decir, antes de las 28 semanas de gestación, lo que determinó múltiples complicaciones de salud por su peso y requirió de muchos cuidados.