Las lluvias han comenzado a revivir los campos de Tamaulipas, trayendo un respiro para los ganaderos que durante años enfrentaron una severa crisis hídrica. Sin embargo, aún falta mucho para recuperarse de la pasada crisis, comentó Jordan Espinosa, representante del sector. Desde el 2010, los ganaderos lidiaron con dos grandes problemas: la inseguridad y la sequía.
“Bueno, el tema de la inseguridad en los ranchos creo que es algo que ha pasado, o sea, ya le dimos vuelta a esa página en el sentido estricto de que lo que sucedía en años anteriores, que prácticamente los vaciaban y desaparecía el contenido de él, pues ya no lo estamos viendo”.
La sequía, por otro lado, fue devastadora. A principios de este año, las consecuencias aún se sentían con fuerza. Miles de cabezas de ganado se perdieron o se vendieron a precios bajos, lo que redujo el hato en un 40 %, pasando de más de un millón de cabezas a solo 600 mil.
“Las cifras del INEGI en el censo agropecuario hablan de que hay un acto ganadero de alrededor de 600 mil cabezas, creo que es poco para la superficie que tiene Tamaulipas, pero como bien dices, pasamos por una etapa de sequía muy intensa por 8 años muy complicados y seguramente eso fue el factor principal para que muchos ranchos desaparecieran cabezas de ganado”.
Aunque los robos de ganado y equipos aún ocurren, ahora son eventos esporádicos, y el enfoque de los ganaderos en Tamaulipas se ha trasladado a recuperar el hato con la ayuda del clima favorable.
“Hoy el tema de los robos en los ranchos en cuanto a cabezas de ganado, en cuanto a equipos, implementos, etcétera, pues son hechos aislados, lo que de pronto nos enteramos”.
Por Jordan Espinosa