En el sur de Tamaulipas, el consumo de drogas ha alcanzado a niños desde los 13 años, quienes ya se enfrentan al devastador mundo del crystal. El Centro de Tratamiento y Control de Adicciones “Un cambio por amor” trabaja para rehabilitar a estos jóvenes; ofreciendo esperanza y un camino de regreso a una vida libre de estupefacientes.
En una rueda de prensa, Ángel Ledezma Chavira y Julio Santana, director y subdirector del centro, junto con Martín Vázquez Vega, un joven en recuperación, expresaron su preocupación por la creciente exposición de los menores a drogas sintéticas. Con la Patrulla Espiritual, explican, buscan ayudar a quienes han caído en las adicciones; dándoles una oportunidad de enderezar su vida.
El proceso de rehabilitación en este centro es estricto. Los 21 hombres y 4 mujeres que actualmente reciben tratamiento están completamente aislados del exterior durante un mes. Este enfoque intensivo —combinado con evaluaciones psicológicas y el apoyo de expertos en adicciones— permite que los pacientes reconozcan su dependencia a ciertas sustancias. Entre ellas, el alcohol, los solventes y las drogas.
Hoy en día, el fentanilo, la cocaína y el crystal son las drogas más comunes entre los menores. A menudo, estas sustancias llegan a sus manos a través de terceros. Factores como la pobreza, la violencia familiar y el abuso físico y sexual los empujan a buscar refugio en las adicciones.
Ante esta situación, muchas familias se ven obligadas a buscar ayuda profesional en centros como “Un cambio por amor”. En ellos ofrecen actividades recreativas, deportivas y el acompañamiento necesario para seguir los doce pasos hacia la recuperación.
Este centro —reconocido por el Gobierno Federal— abrió sus puertas hace cuatro meses con la misión de reintegrar a personas afectadas por las adicciones; brindarles una segunda oportunidad de vida.
Por Rufino Aguilera