El destete es un paso importante en el crecimiento de un niño y en la vida de una madre. A medida que el bebé se vuelve más independiente, la lactancia se convierte en una fase que, eventualmente, debe llegar a su fin. El destete puede ser un proceso suave y respetuoso si se realiza de manera gradual, atendiendo tanto las necesidades emocionales como físicas del niño. A continuación, te ofrezco algunas recomendaciones:
Elige el momento adecuado para ambos
El destete no tiene una edad “correcta”; cada madre y cada bebé tienen su propio ritmo. Algunas madres comienzan a reducir las tomas alrededor del primer año, mientras que otras prefieren esperar un poco más. Escuchar tus propias necesidades y observar las señales de tu hijo puede ayudarte a elegir el mejor momento.
Evitar hacerlo durante cambios importantes ᅳcomo mudanzas, inicio de guardería o el nacimiento de un hermanoᅳ puede hacer la transición más fácil para ambos.
Reduce gradualmente las tomas
Para muchos niños, la lactancia es un momento de cercanía y consuelo. Reducir el número de tomas de forma gradual permite que tanto el niño como el cuerpo de la madre se adapten a los cambios. Puedes comenzar eliminando una toma a la vez, en especial aquellas que son menos importantes para el niño.
Por ejemplo, puedes iniciar con una toma diurna y mantener las tomas nocturnas si es que estas resultan más reconfortantes para él. Este enfoque permite que el proceso se lleve a cabo con menor impacto emocional y físico.
Ofrece alternativas de confort
A menudo, los niños no solo buscan el alimento, también buscan el consuelo y el contacto cercano que la lactancia proporciona. A medida que reduces las tomas, es importante ofrecerles otras formas de afecto y atención. Dedica tiempo a leer juntos, jugar, o abrazarlo para que siga sintiendo tu cercanía.
Estas alternativas ayudarán a que el niño no asocie el destete con una pérdida de afecto y se mantenga seguro y tranquilo en el proceso.
Reduce las tomas nocturnas poco a poco
Las tomas nocturnas suelen ser las últimas en retirarse, ya que ofrecen una sensación de seguridad y confort antes de dormir. Si quieres eliminarlas, intenta hacerlo gradualmente y con paciencia. Puedes acortar la duración de cada toma o espaciar los tiempos entre ellas para que el niño se acostumbre a conciliar el sueño sin necesidad de amamantar.
Incorporar una rutina relajante para la hora de dormir, como un baño tibio o una historia, puede ayudar a que esta transición sea más llevadera.
Sé paciente y flexible durante el proceso
El destete no suele ser lineal; habrá días en los que el niño acepte fácilmente los cambios y otros en los que busque regresar a la lactancia como refugio. La paciencia y la flexibilidad son tus mejores aliadas. Si el niño muestra resistencia, quizá sea necesario esperar un poco antes de eliminar la siguiente toma. Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo y respetarlo hace del destete una experiencia más positiva y armoniosa.