El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador registró un total de 72,337 tomas clandestinas de combustible, con un promedio diario de 35 piquetes en los oleoductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), de acuerdo con datos obtenidos por Agencia EFE mediante solicitudes de transparencia.
—Este fenómeno, conocido como ‘huachicol’, implica perforaciones en poliductos, oleoductos y gaseoductos para robar combustibles, y solo refleja una parte del robo de hidrocarburos en el país—.
La especialista Margarita Zapata Moreno, coordinadora de la Red Amassuru de Mujeres en Seguridad y Defensa. Señaló que en algunas regiones el robo de combustibles ha desarrollado una cultura en torno al “Santo Niño Huachicolero”. Venerado por quienes participan en estas prácticas.
Según la experta, el Estado de Hidalgo encabeza la lista de tomas ilegales, con 24,710 casos, seguido de estados como Puebla y Guanajuato, donde también existe una base social asociada al ‘huachicoleo’.
“El robo de combustibles es una cadena muy extensa, desde el personal de Pemex que facilita información, la participación de la delincuencia en la extracción, distribución y almacenamiento, y quienes lo compran”, afirmó.
Un delito en expansión con raíces profundas en la comunidad, las tomas clandestinas de combustible
Entre 2020 y 2021, se detectaron alrededor de 11,000 perforaciones anuales, cifra que aumentó a 13,946 en 2022 y a 14,890 en 2023. Durante los primeros ocho meses de 2024, se han registrado más de 8,000 piquetes en todo el país.
Entre las diez entidades con más casos de tomas clandestinas destacan Tamaulipas, con 4,441 perforaciones, y Veracruz, con 4,110. También figuran los estados centrales de Guanajuato, con 3,992, y Querétaro, que registra 1,833. Completan la lista Baja California, con 1,787 piquetes, y Tabasco, donde se contabilizan 1,764.
Zapata destacó que el huachicol no solo afecta la economía, sino que en algunas zonas como el Triángulo Rojo, en Puebla, los grupos delictivos han ganado apoyo de las comunidades al ofrecer ayuda social a cambio de trabajar en tomas clandestinas de combustible. Convirtiendo al huachicoleo en una fuente de ingresos para muchas familias.
“Habría dos niveles de riesgo, uno en el que hay un fuerte involucramiento de las comunidades y la sociedad civil, sobre todo en Hidalgo y Puebla, asociado al desarrollo de toda una cultura de estos delitos. En Guanajuato se volvió una especie de economía y fuentes de ingreso para las familias”, describió.
Carteles diversifican sus actividades con el huachicol
—Además del narcotráfico y la extorsión, diversos cárteles han incluido el huachicol a sus operaciones—. El último informe de la Administración de Drogas identificó la operación de al menos nueve organizaciones del narcotráfico.
Entre ellas, el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, en actividades de robo de combustible. Aunque Pemex ha presentado más de 32,000 denuncias penales, la especialista apunta que estos delitos afectan distintas fases de la cadena. Desde el transporte y almacenamiento hasta la distribución y compra del combustible robado.