La tradición que se realiza cada año de colocar al Niño Dios en el nacimiento durante las celebraciones de Navidad tiene una profunda carga espiritual y cultural que une a las familias. Aunque cada región puede tener algunas variaciones en sus costumbres. El día en que se coloca al Niño Dios es especialmente significativo. ¿Pero qué día se coloca al Niño Dios en el nacimiento y por qué?
E l 24 de diciembre, —conocido como Nochebuena—, es el día en que las familias celebran el nacimiento de Jesús. La fecha no es arbitraria. Pues está estrechamente ligada tanto a la cronología bíblica. Así como a las celebraciones litúrgicas. Según las Escrituras, Jesús nació en Belén durante la noche, en un humilde pesebre. Por esta razón, la tradición dicta que el Niño Dios se coloque en el nacimiento en la víspera de Navidad. Recreando este evento sagrado.
Este acto, más allá de ser simbólico. Es un momento de unión familiar. En países como México, Colombia y Filipinas, el 24 de diciembre se convierte en una jornada de reflexión, oración y alegría. En el cual colocar al Niño Dios en el pesebre marca el punto culminante de la preparación navideña.
Al hacerlo, las familias no solo evocan la humildad del pesebre, sino que también se recuerdan del llamado a vivir la Navidad desde la fe y el amor.
Colocar al Niño Dios en el pesebre está lleno de significado. Muchas familias comienzan con una oración, pidiendo por la paz, la unión familiar y la salud. En algunos hogares, este acto se acompaña de villancicos tradicionales como Noche de Paz o Los Peces en el Río. Creando un ambiente de recogimiento y alegría.
En muchas familias, se elige a un miembro especial para colocar al Niño Dios. Generalmente, esta tarea recae en los abuelos o en el miembro mayor de la familia. Esto como un símbolo de sabiduría y continuidad de las tradiciones familiares.
El simbolismo del Niño Dios en la Navidad
El Niño Dios representa la esperanza, el amor y la humildad que el nacimiento de Jesús trae al mundo. Esta figura central en la Navidad nos recuerda el mensaje divino: Dios se hizo hombre, no en un palacio, sino en un humilde pesebre, para mostrarnos el camino del amor y la entrega.
Colocar al Niño Dios en el pesebre no solo recrea un acontecimiento bíblico. Si no que también reafirma la fe. En palabras de San Francisco de Asís, quien popularizó los nacimientos:
“El pesebre es el reflejo de la ternura de Dios”.
Colocar al Niño Dios en el nacimiento va más allá de un simple ritual navideño. Es además una oportunidad para renovar el espíritu y fortalecer los lazos familiares. Asimismo, en cada hogar, este acto se vive con fe, amor y la esperanza de un futuro mejor. Estos valores son los que el Niño Jesús nos inspira a cultivar cada día.