Habitantes del ejido La Estanzuela, en Teuchitlán, Jalisco, aseguran que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) despojó en 2012 al dueño del rancho Izaguirre, predio donde recientemente se descubrió un centro de adiestramiento vinculado a 1,500 asesinatos.
Según testimonios recogidos por la revista Emeequis, el propietario, identificado como don Gerardo Ramírez (nombre cambiado por seguridad), cedió el terreno luego de que integrantes del CJNG irrumpieran en su casa y amenazaran a su hija bajo el conocido modus operandi “plata o plomo”.
“Fue un día en que don Gerardo se hallaba con su esposa y su hija preadolescente. De pronto llegaron unos hombres y entraron por la fuerza a la casa. Uno de los invasores sujetó a la niña, bajo amenaza de hacerle daño, los otros exigieron la venta de la parcela”, relataron habitantes de la zona.
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A pesar de que el propietario vendió el terreno, los documentos de la parcela nunca fueron entregados al grupo criminal, ya que solo buscaban el control físico del predio. Sin embargo, la presión y el miedo marcaron su vida desde entonces.
“Los hombres que hablaron con él no iban armados, pero ni falta que hacía, por la manera y el imperio con que le hablaron”, relató un habitante. Otro testigo señaló que sí había personas armadas, pero permanecían afuera de la vivienda.
Según vecinos, el expropietario desarrolló Parkinson, presuntamente por el impacto emocional del despojo y el temor constante a quienes tomaron el control de su tierra.
El rancho Izaguirre: del despojo a la propiedad privada
El rancho Izaguirre, donde el CJNG estableció su centro de entrenamiento y exterminio, se ubica en la parcela 446 del ejido La Estanzuela. El lugar ocupa una hectárea con 11 mil metros cuadrados, delimitada por muros de tres metros de altura y un portón con la inscripción “Izaguirre Ranch”.
Tras la venta forzada, el grupo criminal construyó la barda perimetral y utilizó el predio como un campo de adiestramiento. En 2025, el terreno cambió de régimen ejidal a propiedad privada. Sin que se realizaran los trámites correspondientes y sin claridad sobre quién impulsó el proceso.
“Cuando había encontrado una especie de sosiego en el silencio, don Genaro se llevó una nueva sorpresa: el ayuntamiento le requirió el pago del predial de la parcela. De modo que la propiedad había pasado al estatus de dominio pleno, es decir, se convirtió en propiedad privada”, explicó Emeequis.
Este caso sigue generando interrogantes sobre el proceso de regularización del predio y el uso que tuvo en los últimos años. Mientras las autoridades continúan investigando los hallazgos en el rancho Izaguirre.