En Tamaulipas, el reto de llevar alimentos a quienes más lo necesitan sigue presente. Según datos de la Secretaría de Bienestar Social, alrededor de 466 mil personas en el estado enfrentan algún grado de carencia alimentaria en Tamaulipas.
Silvia Casas González, titular de esta dependencia, explicó que cuatro municipios rurales y una ciudad fronteriza son los focos principales del problema:
“San Carlos, Bustamante, Miquihuana y Casas son los que presentan más el rezago social, sin embargo, a nivel de localidades con rezago social, Matamoros es una de las que más localidades con más rezago social, lo que representa más del 35 por ciento de su población”.
Frente a este panorama, se han entregado 284 mil 747 despensas para atender esta necesidad básica, aunque la funcionaria reconoció que el esfuerzo actual aún no cubre por completo la demanda.
“Esto nos lleva a pensar posiblemente que nosotros con las 284 mil 747 despensas que entregamos no estamos cubriendo todo el espectro de carencia alimentaria, pero hay otras dependencias que trabajan en el mismo tema de la alimentación”.
También mencionó que el DIF Tamaulipas se suma con entregas de despensas como parte de una estrategia integral. Aun así, Casas González indicó que no se trata solo de entregar apoyos alimentarios. La idea es fortalecer la estructura social con más programas.
“Vamos ampliar los programas sociales de esta administración, porque el gobernador se ha comprometido a garantizar estos programas sociales. En ese sentido estamos ya con el programa Impulsando Tu Bienestar que es ampliar la oferta de empleo temporal y mejorar el ingreso para las familias para satisfacer sus necesidades”.
La secretaria enfatizó que trabajarán de forma conjunta con el Gobierno federal para lograr resultados más amplios. Señaló que, dentro del marco del Plan México, se garantiza la operación de los programas sociales y su posible expansión.
El objetivo es claro: reducir la carencia alimentaria en Tamaulipas desde el origen, no solo con ayuda directa, sino también con empleos, ingresos y bienestar a largo plazo.
Por Enrique Jonguitud Blanco