Aunque la Navidad suele ser una de las festividades más esperadas, con muchas personas emocionadas desde meses antes, no todos llevan el mismo entusiasmo, algunos comparten todo lo contrario, al odiar la Navidad. De hecho, hay quienes se sienten desconectados o incluso abrumados por estas fechas.
Si alguna vez te has preguntado por qué alguien podría no disfrutar la Navidad, las respuestas pueden estar en la psicología.
Estrés y ansiedad por las decisiones
Uno de los principales motivos está relacionado con el estrés. Para algunas personas, la búsqueda del “regalo perfecto” puede convertirse en una experiencia abrumadora. Las multitudes, la presión del tiempo y la incertidumbre sobre qué elegir incrementan la ansiedad.
Según Diego Redolar, neurocientífico y profesor en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), “al ser humano, cuando tiene que tomar una decisión, le gusta tener información de contexto. Si no lo tiene, la corteza prefrontal se ve obligada a hacer un sobresfuerzo para decidir qué hacer, y esto puede generar esta ansiedad”.
Recuerdos y duelos difíciles
La Navidad también puede ser un recordatorio de pérdidas importantes. Personas que han enfrentado la ausencia de un ser querido, una separación o duelos internos suelen sentir que esta época interfiere con su proceso de sanación. La alegría y la celebración en el ambiente contrastan con sus emociones, haciéndoles difícil disfrutar.
Sobrecarga sensorial y expectativas sociales
—De igual manera, las luces parpadeantes, las calles llenas y la presión por demostrar felicidad pueden ser emocionalmente cansadas—. Este exceso de estímulos, sumado a las expectativas sociales, puede provocar una sobrecarga emocional en algunas personas. En palabras de expertos, “el vínculo emocional que tradicionalmente conecta a las personas con estas fiestas puede desaparecer”.
Falta de propósito en la celebración
Finalmente, hay quienes no logran encontrar un significado personal en estas fechas. Esto puede estar relacionado con la ausencia de creencias religiosas o experiencias personales negativas vividas en esta época. Cuando el propósito emocional o espiritual de la Navidad se desvanece, la festividad puede sentirse más como una obligación social que como un momento de disfrute.
Aunque para muchos la Navidad es sinónimo de alegría, para otros puede representar un desafío emocional. —Comprender estas perspectivas permite empatizar con quienes ven esta celebración de forma distinta—.