Eliminar la comida chatarra como frituras y refrescos de las escuelas no es garantía para frenar la obesidad infantil en Tamaulipas. Así lo planteó Miguel Ángel Tovar Tapia, presidente de la Sociedad Estatal de Maestros y Padres de Familia, al señalar que el cambio tiene que empezar también desde casa. En charla con medios, Tovar dijo que dejar de vender productos ultraprocesados dentro de los planteles escolares no es la solución más efectiva.
Reconoció que, aunque las cooperativas escolares ya no venden comida chatarra, aún hay productos que pueden provocar obesidad en Tamaulipas, si se consumen en exceso. Además, criticó que la estrategia oficial se debilita por un problema que sigue presente justo a las afueras de las escuelas: los puestos ambulantes.
“Porque ya las autoridades dijeron que no pueden hacer nada afuera de las escuelas y no pueden controlar la presencia de vendedores ambulantes que llevan comida chatarra a los niños”.
Tovar advirtió que muchos estudiantes, al salir del recreo o al terminar las clases, tienen a la mano opciones poco saludables sin ninguna supervisión. El también maestro señaló que otro punto que suele ignorarse es lo que pasa en casa. Muchos niños pasan más tiempo en sus hogares, y en algunos casos, sin que un adulto los vigile.
“Luego salen de la escuela y se encuentran con los vendedores ambulantes que les ofrecen todo tipo de alimentos considerados chatarra, que no aportan nada bueno a la salud de los niños. Por eso los padres de familia deben estar atentos a lo que consumen sus hijos si lo que queremos es evitar problemas por sobrepeso y obesidad en los menores”.
En resumen, Tovar insistió en que prohibir los productos chatarra en la escuela ayuda, pero no resuelve por sí solo. Para lograr un verdadero cambio, dijo, se necesita vigilancia desde el hogar y frenar el acceso a comida chatarra en el entorno escolar.
