En el norte de Tamaulipas, el agua comienza a escasear. La situación de las presas La Amistad y Falcón es crítica: están casi secas. La Comisión Nacional del Agua reportó que La Amistad está al 7.8 % de su capacidad, mientras que Falcón apenas alcanza un 5.3 %. Aunque en general las presas del estado almacenan un 62.7 % de agua, esta región fronteriza es la más afectada.
Ambas presas son claves para abastecer a comunidades cercanas al río Bravo y a los distritos de riego 025 y 026, esenciales para la agricultura. A la escasez de lluvias se suma otro problema: la deuda de agua que México mantiene con Estados Unidos bajo el Tratado de 1944. Hoy en día, esa deuda supera los 1,263 millones de metros cúbicos; déficit que ha provocado tensiones diplomáticas y ha puesto en riesgo el acceso al agua en los municipios ribereños.
La presa La Amistad está ubicada en Acuña, Coahuila, y Falcón en Nueva Ciudad Guerrero, Tamaulipas. Ambas no han logrado recuperarse por la falta de lluvias en la cuenca del río Bravo.
Los agricultores del Bajo Río Bravo exigen a Conagua que libere agua desde las presas de Chihuahua, pues aseguran que este recurso debe repartirse entre todas las regiones afectadas. Para tratar de mitigar el problema en el norte de Tamaulipas, el gobierno estatal ha recurrido al bombardeo de nubes; hasta el momento, los resultados han sido limitados y no ofrecen garantías.
La situación exige un trabajo conjunto entre los gobiernos estatal y federal. Sin una estrategia clara, el desabasto podría empeorar y afectar a miles de personas en la frontera norte del estado.
Por Enrique Jonguitud Blanco
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