¿Te contagiaste de COVID-19 y sigues con algunos síntomas tiempo después? Uno de cada diez pacientes con COVID-19 —incluso aquellos con casos leves— experimentan síntomas persistentes como fatiga, niebla mental, dificultad para respirar, palpitaciones y depresión. Estos síntomas, conocidos como COVID prolongado (long COVID), ahora se consideran una discapacidad bajo la Ley de Estadounidenses con Discapacidades y pueden durar semanas, meses o incluso años.
Sin embargo, un reciente estudio trae buenas noticias para quienes sufren de COVID prolongado. Este fenómeno —caracterizado por una actividad inmune anormalmente alta— parece disminuir significativamente dos años después de la infección inicial. Esto sugiere una posible recuperación gradual para algunos pacientes.
¿Por qué ocurre el long COVID?
Aunque la causa del COVID prolongado aún es incierta, se cree que un sistema inmunológico hiperactivo desempeña un papel clave en los síntomas prolongados. Sin embargo, un estudio —publicado en Nature Communications— revela que esta respuesta inmune exagerada se normaliza en pacientes con COVID prolongado aproximadamente 24 meses después de la infección inicial.
Gail Matthews, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital St Vincent de Sydney y líder del estudio, explica que el sistema inmunológico de estas personas ha regresado en gran medida a lo esperado; lo cual es realmente alentador.
El estudio no aborda por qué algunos pacientes no muestran mejoría; podría estar relacionado con otras condiciones de salud subyacentes. Sin embargo, hay evidencia de mejoras significativas tanto en la respuesta inmunológica como en la salud autoinformada de muchos pacientes dos años después de contraer COVID.
Nadia Roan, inmunóloga de los Institutos J. David Gladstone de la Universidad de California en San Francisco, comparte su optimismo. De acuerdo con Roan, es una buena noticia para aquellos con COVID prolongado, ya que parece haber una resolución tanto de las perturbaciones inmunológicas como de los síntomas con el tiempo.
Marcadores sanguíneos del COVID prolongado
Investigadores del Instituto Kirby, UNSW Sydney, comenzaron a recolectar muestras de sangre de pacientes con COVID-19 en abril de 2020 —durante la primera ola de la pandemia en Australia. Estos pacientes —que no fueron vacunados inicialmente debido a la disponibilidad tardía de las vacunas en Australia— reportaron su salud periódicamente.
En 2022, los científicos descubrieron que las moléculas inflamatorias del sistema inmunológico permanecían anormalmente altas en la sangre de pacientes que experimentaban fatiga. Asimismo, dificultad para respirar o dolor en el pecho —ocho meses después de la infección. Estas moléculas —conocidas como citoquinas— normalmente deberían volver a niveles normales entre 30 y 90 días después de recuperarse de la infección viral inicial.
Si bien los síntomas del COVID-19 pueden persistir durante mucho tiempo para algunas personas, no hay evidencia que sugiera que estos duren para siempre. La duración de los síntomas varía de persona a persona.
Estudios recientes sobre COVID prolongado
Varios estudios recientes han arrojado luz sobre el COVID prolongado (long COVID). Uno de Mayo Clinic en 2023 encontró que el 10 % de los pacientes con COVID-19 experimentaron síntomas prolongados durante al menos siete meses; el 2 % aún tenía síntomas después de un año. Los síntomas más comunes fueron fatiga, dificultad para respirar, dolor de cabeza y problemas de concentración.
Otro estudio de la Universidad de Oxford en 2022 indicó que el riesgo de desarrollar COVID prolongado era mayor en personas mayores, mujeres y aquellas que habían sido hospitalizadas por COVID-19. Además, la vacunación contra el COVID-19 parece reducir el riesgo de desarrollar COVID prolongado.
Aunque estos estudios proporcionan información valiosa, la investigación sobre el long COVID aún está en curso. Los científicos continúan aprendiendo sobre las causas, los factores de riesgo y las mejores opciones de tratamiento para esta condición. La buena noticia, es que es posible una recuperación gradual de los síntomas del COVID prolongado para muchos pacientes.